Si una persona fallece sin daños para sus órganos (por muerte cerebral, por accidente de trafico, etc), con buena salud, es donante de órganos y además sus familiares más cercanos firman su consentimiento, entonces se dispone de 24 a 48 horas para trasplantar sus órganos a receptores histocompatibles (tienen tejidos semejantes) con la finalidad de evitar el rechazo del órgano. El primer antecedente que se tiene de los trasplantes es el milagro de San Cosme y San Damián.
Cuando se dan esas circunstancias se enfría el cadáver para extraer el órgano con mayor seguridad y luego se extrae el órgano y lo conservan en un lugar refrigerado y por el medio de transporte más rápido (avión) se lleva hasta el hospital dónde se encuentre el receptor histocompatible. Las personas que han sufrido un trasplante (trasplantados) llevan una vida normal y lo más saludable posible, la única pega es que durante toda su vida tienen que tener medicamentos con tra el rechazo como los inmunosupresores que son los que suprimen el funcionamiento del sistema inmunitario (no completamente).
Son tantas las ventajas de recibir un trasplante y tan pocos los inconvenientes, que hay muchas demandas y muy pocas ofertas. Se están buscando alternativas para que esto cambie como por ejemplo utilizar animales para obtener órganos, a esto se le llama xentrasplantes, para esto el animal que se considera más idóneo es el cerdo porque son anatómicamente y funcionalmente muy parecidos a nosotros, el problema que tiene este tipo de trasplante es que si somos capaces de rechazar un órgano de un ser humano, cómo no vamos a rechazar el de un animal, hay una barrera inmunitaria entre las especies y habría que romperla.
En cualquier caso no serían cerdos normales, estarían modificados genéticamente para estos trasplantes, para hacerlos más semejantes a los humanos, es decir, para hacerlos más histocompatibles. Otra alternativa son los autotrasplantes, se le quita el órgano a la misma persona y se le pone a esta, como es el caso de la piel en personas quemadas. En los autotrasplantes no hay rechazos.
Otra alternativa es la utilización de células madres, que son células embrionarias capaces de multiplicarse activamente, esas células madre que son embrionarias (del embrión (cordón umbilical)) algunos piensan que esto no es ético. Mucho más fácil que esto es cuando se encontraron células madre en los adultos, que existen en la médula ósea, dónde se originan las células sanguíneas. Estas células terminan por convertirse en un tejido, el problema es que no pueden formar cualquier órgano, algunos si pero otros no. También hay células madre en la dermis, el pelo... Las mejores son las células madre clónicas que consiste en un óvulo al que se le quita el núcleo y se le introduce el núcleo del adulto, a esto se le llama clonación terapéutica, esto está permitido para trasplante pero no para hacer personas iguales.
2.1 La historia de los trasplantes
Normalmente los grandes descubrimientos no se deben a una sola persona sino que se deben a muchas, a muchos investigadores que colaboran unos con otros. En la historia de los trasplantes hay 9 premios Nobel.
El primero fue Alexis Carrel (1813-1944) que era un cirujano francés y es el padre de los trasplantes, es el que solucionó el problema quirúrgico de los trasplantes. El problema era recuperar el flujo sanguíneo en el órgano trasplantado y lo que hacía era coser con agujas e hilo las venas y las arterias (tienen el diámetro de una cerilla) manteniendo pinzado el flujo sanguíneo antes y después del cosido.
En 1908, Carrel le extirpó a un perro los dos riñones y luego le trasplantó uno a este mismo perro (sobrevivió). En 1912, le dieron el premio Nobel. En 1914 Carrel decía que estaba preparada perfectamente la técnica para probarla con seres humanos, también observó que cuando se trasplantaba de un perro a otro el riñón, los perros morían, entonces decubrió lo que era el rechazo.
Otro premio Nobel fue Peter Medawar (1915-1987) que a mediados del siglo XX demostraba que el rechazo era un proceso debido al sistema inmunitario que estaba causado por las desigualdades genéticas entre el donante y el receptor.Probaba con injertos de piel y con estos llegó a la conclusión.
Otro premio Nobel fue Peter Medawar (1915-1987) que a mediados del siglo XX demostraba que el rechazo era un proceso debido al sistema inmunitario que estaba causado por las desigualdades genéticas entre el donante y el receptor.Probaba con injertos de piel y con estos llegó a la conclusión.
Otro premio Nobel fue Frank MacFarlane Burnet (1899-1985) que estableció la teoría general del sistema inmunitario como el principal sistema defensivo de los organismos. El sistema inmunitario es un sistema dentro de los organismos "fantasmal", no es algo preciso, está formado por varios tipos de células y lo encontramos en distintos órganos del cuerpo, por ejemplo en los ganglios linfáticos, la médula roja de los huesos, el bazo, las amígdalas...
En el sistema inmunitario hay una serie de linfocitos como los glóbulos blancos y lo que hacen, básicamente, es ser capaces de reconocer lo propio de lo extraño y lo hacen porque conocen nuestras señales de identificación celular. Cuando no las reconoce en un órgano ajeno lo ataca. Lo mismo pasa con los microorganismos. A un órgano trasplantado lo atacan fabricando unas proteínas específicas, para cada antígeno hay una distinta. Los anticuerpos anulan la toxicidad de los antígenos. La ventaja que tiene es que una vez destruido un antígeno guarda unas células de memoria que confieren inmunidad contra las infecciones de por vida.
Otros premios nobeles fueron Baruj Benacerraf, Jean Dausset y George Snell, que descubrieron que en la membrana plasmática de todas las células existe una señal de identificación celular que son reconocidas por el sistema inmunitario como propia o extraña y la combaten con anticuerpos, llamada antígeno de histocompatibilidad (antígeno H.). Estos antígenos son proteínas, como todas las proteínas, están formadas a partir de un gen, son exclusivas de cada individuo, también indican en qué órgano están y a qué especie pertenecen.
En 1990 Murray y Thomas descubrieron mediante radioterapia y ciertos inmunosupresores (azatriopina) se conseguía disminuir el rechazo, pero su utilización provoca "depresión" del sistema inmunitario para evitar el rechazo pero deja expuestos a los trasplantados a las infecciones oportunistas. La principal dificulta técnica para los trasplantes es superar la barrera inmunitaria.
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